EN MOMENTOS PELIGROSOS, NO SE ACTUA CON
LIGEREZA.
El descalabro financiero
internacional, fruto de la insensatez, la opulencia, la corrupción y la mentira
generalizada, y perpetrado por un grupito de gobernantes y especuladores
inescrupulosos, ineptos, y desubicados, ha marcado éste periodo de la
humanidad. Sus prácticas han llevado a la comunidad humana al borde del precipicio,
al desborde de la indignación, la frustración, la ira colectiva, y el desasosiego.
Pero
éstas prácticas han logrado que hoy la sociedad esté preñada de una nueva
criatura, y se debe tener el máximo de cuidado para evitar el aborto de la
preciosa concepción. Los jóvenes y los no tanto han entendido que es el momento
justo para gestar el cambio, pero el cambio debe ser realizado con sumo
cuidado, y no podemos permitirnos que el mismo sea basado en los fundamentos
podridos de una sociedad estructurada en la violencia, el armamentismo, la
represión, el cinismo, el oportunismo y mucho menos en la corrupción. Esta metodología
clásica usada por los grupos regentes frustrados y torpes, los que se
fundamentan en pensamientos y maniobras oscuras, replicadas del pasado; han
logrado por el momento frustrar los movimientos sociales más auténticos y capaces
de promover los cambios anhelados por las mayorías.
Debemos
saber que esa minoría podrida y enquistada en el poder conocen al dedillo las
formas de provocación para desprestigiar y aplastar cualquier posible cambio
que se vislumbra en camino. Son los expertos en las trapisondas, las
zancadillas, las compras de conciencias, en las ofertas de lucros y lujurias
personales, capaces de sonsacar y deshacer lo auténtico y noble que nutren a
las mayorías. Provocan situaciones, discursan vendiendo miedo o justificando
sus entuertos, azuzan y apuestan a la corrupción y la manipulación, desafían a
que no es posible hacer los cosas de otro modo y por supuesto siempre
encontraran quienes se presten para su juego, y hoy esto lo tenemos expuesto
con claridad diáfana.
Quieren
que tengamos miedo y no salgamos a las calles, para tener el campo abierto para
realizar todas las barbaridades y
haciéndonos sentir incapaces de gobernar y ser gobernados dignamente, porque
nos quieren hacer pensar que para ello no se debe tener escrúpulos, ya que hasta hoy la mayoría que detentan el
poder o lo pretenden, exhiben estas particularidades.
Recordemos
que siempre estos círculos nefastos encontraran la forma de provocar a la
población para justificar el uso de los mecanismos represivos estatales locales
e internacionales, en contra del cambio y provocar el aborto. Hay que estar atentos,
y no permitamos que nos provoquen, no es el momento de las confrontaciones
frontales. Más bien es el momento de la organización, hoy la sociedad y en
particular las clases medias tienen sobrada educación para gobernar, cambiar,
para conducir un país por el sendero correcto. Es el momento de hacer crecer
una nueva forma de comportarse, de regir la sociedad, pero no a través del
miedo y la violencia que es lo que se nos oferta en estos momentos, y lo vemos
en la indiferencia de las autoridades para enfrentar el pandillerismo, el
raterismo, el narcotráfico, la impunidad a los violadores consuetudinarios de
las leyes y las normas que nos permiten vivir en sociedad.
Por
esto alertamos a los jóvenes a que no deben perder el control, fruto de su
hartazgo y su desconformidad, tampoco deben acoger la desazón, el miedo, o la
frustración, pues siempre hay otra forma de hacer las cosas de mejor modo. No
es tiempos de hacer justicia por sus propias manos, más bien es el momento de
organizarse, crear nuevas agrupaciones y educarse, prepararse para que en el
menor tiempo posible deshacer el tinglado orquestado por las pústulas sociales,
por tanto no podemos darles tregua, ni espacio; pero el tiempo apremia.
La
historia pone de manifiesto que la clase media en todas las épocas y en todas
las sociedades han sido las promotoras del cambio, gestoras de los nuevos
pensamientos, las nuevas formas, las nuevas corrientes, las nuevas ciencias,
las nuevas necesidades. Han sido las gestoras de los nuevos estilos de vida que
la humanidad hoy se exhibe. Pero a su vez vemos que los anteriores cambios no
siempre fueron violentos, por esto se trata siempre de ocultar o minimizar a
aquellos líderes que lograron los cambios de manera pacífica, recordemos a:
Buda Shakyamui, Lao Tse, Sócrates, Cristo, Gandhi, Mandela, y muchos otros más
líderes mundiales que transformaron sus sociedades y por tanto a la humanidad. Y
todo en base al amor, la paz, la tolerancia, la inteligencia, una firme moral y
ética, junto a una inquebrantable fe en la solidaridad humana, pero con una firme oposición a la corrupción,
la manipulación, la esclavitud y explotación, en todos lo ordenes del vivir y
pensar humano, y sobre todo fundamentados en una necesaria justicia a todos los
niveles, y sobre todo férrea, implacable, e imparcial.
Son
a ellos, los prohombres, a los líderes auténticos, a quien nos debemos, por
tanto ¡atención!, ¡cuidado!, no le demos paso a la provocación; la inteligencia
y la sensatez supera la intriga, el odio, y la malevolencia. Es el momento de organizarse, para fraguar
las instituciones del cambio, no para mañana, para hoy, y con un principio
fundamental:
¡No dejarse corromper!
¡No dejarse provocar!
¡No dejarse manipular!
¡Organizarse y prepararse!
¡Es el tiempo del real cambio!