miércoles, 1 de marzo de 2017

SOCIEDAD Y REALIDAD



Cuantas hermosas e inspiradoras piezas de oratoria hemos presenciado en el transcurso de nuestras vidas ciudadanas… Cuantas hermosas e inspiradoras piezas de retórica política, donde impolutos hombres, se elevan sobre los demás…
Pero la realidad de la conducta social,  en especial, la de grupos minoritarios, marcada por la arrogancia, la corrupción, las ansias de riquezas desmedidas logradas en tiempos récord, nos dan otra señal…  Claro, vista de reojo, por cualquiera que haya trabajado toda su vida hasta haber dejado su salud y pellejo, para alcanzar apenas lo suficiente para vivir dignamente – cotejo discrecional para el momento- contrastando con las habilidades de las nuevas generaciones, que dejan minúsculo a cualquier Titan del pasado, los que se sienten desvalidos, mediocres, enanos, frente a la sabiduría de los nuevos protagonistas del entramado y enmarañado tejido social.
Y es tiempo de preguntarse, ¿Dónde y cuándo nace en una sociedad, estos afanes de opulencia, descaro, desenfreno, y arrogancia, que hoy exhibimos…? También nos preguntamos ¿Acaso los hijos no aprenden de las acciones de sus padres y de su sociedad, como del pasado historio legado a la humanidad?
El viejo taoísta Lao Tse decía, 600 años antes de Cristo: “La gente estará  hambrienta cuando el gobernante consume demasiados tributos. Por esto se hace difícil gobernar a las gentes,  cuando el que manda le apetece más de lo necesario.”  Nos recordaba en otro pasaje: “Cuantas más órdenes y leyes sean promulgadas, habrá tantos más ladrones y salteadores para violarlas.” Leíamos en otros textos “Suprime la habilidad, abandona las ambiciones y desaparecerán los ladrones y los bandidos. “Poner mucha estimación en las cosas cuya posesión se hace difícil, es causa de que el pueblo se convierta en ladrón. Y cuando sale a la luz la sagacidad y la astucia, entonces se da a conocer la gran hipocresía.”
¿Qué pasaba por la mente de este viejo? Su sabiduría brotaba de la observación de lo sencillo, lo que salía del pellejo del pueblo, y la codicia de los funcionarios. Entonces… ¿Quiénes ha llevado a nuestros pueblos a esta locura,  violencia, desmán, e  inmoralidad…? ¿O es acaso el espejo de los que tienen vista y exposición pública, lo que determina la conducta de las mayorías?  
Los pueblos se resisten a las leyes, cuando existe la impunidad e iniquidad, los pueblos se vuelven violentos, cuando sus funcionarios son arrogantes, el pueblo se vuelve ladrón, cuando sus funcionarios son opulentos, el pueblo se hace terrorista cuando sus funcionarios son déspotas, el pueblo se hace inmoral cuando sus funcionarios son corruptos…
Y esta es nuestra realidad y querer ocultarla bajo discursos y presentaciones de cifras que solo satisface a minorías y al papel que lo aguanta todo, dejando atrás a una población que cada vez más, ve más  lejos la realidad que ha esperado por años, siglos, y milenio... Y el maestro Jesús nos dijo “Surgirán muchos falsos profetas y extraviarán a mucha gente. Al crecer la iniquidad se enfría el amor de muchos seres humanos…”
Pero todos estos bellos pasajes de la historia, solo son suficientes para llenar con tinta los papeles mojados por las lágrimas de los desposeídos, que ven y observan, con ojos desorbitados, la vida de los del “poder”…, -si es que lo alcanzan a verlo por su eterna ignorancia y su incapacidad de hacer causa común- y cómo la argucia es riqueza, y la corrupción y opulencia es la visa de paso a los altares de los templos de sus paladines, el pueblo sigue siendo el pueblo, los come…  El pueblo -como siempre- ve a la distancia aquellos que se vendieron como sus caballeros de la justicia y equidad. Pero atónitos, los ven convertirse en los actores que dejan boquiabiertos hasta los reyes medievales que aún gobiernan en el antiguo continente… ¿Por qué? Pues simplemente ven como un embajador de una isla del tercer mundo recibe emolumentos superiores al Príncipe -de la no menos envidiable- Madre Patria, y superior a lo recibido por el canciller de la locomotora de la economía del viejo continente, o más que lo que recibe el primer ministro de la mancomunidad británica…
Pero esto lo saben a la perfección los ilustrados, -por demás-, pero sus falsos principios y valores superan cualquier consciencia maquiavélica que se pueda manifestar. Todo ha llegado al lindero del foso profundo, se ha perdido cualquier atisbo de humanidad, el ego ha carcomido la carne, como el comején se hace cargo de hacer polvo, la vivienda sagrada del alma humana.
Pena y angustia; desespero y desaliento; nerviosismo y desasosiego; irregularidad en las corrientes pránicas; estos son los signos y los resultados de esos obstáculos que genera el ego enfermo, faltos de claridad… (Pasaje de Patanjali, en la india en el siglo X).  No solo esto, lidiará el propiciador, también el propiciado. Es una estela que dejan atrás los cometas que pasan por el firmamento, esparciendo su cortina de augurios y presagios fantasmales, a toda la humanidad. La envoltura de la conciencia que guarda la ira, la lujuria, la gula, y atropella la mente con el orgullo, la envidia y la avaricia.
Visto de primera mano el Buda Gautama Sakyamuni, una vez dijo: ¿De qué sirve vestirse con pieles finamente curtidas, mientras nuestro estado interno es una maraña sin fin…?
Seguimos observando y observando y languideciendo, mientras las migajas caen de los cielos de los pródigos materialistas, que tienen claro, -por demás-, que no habrá juicio final, ni habrá infierno para purgar su desacato, sus desvarío, y mucho menos los sufrimientos producidos a los seres dejados atrás llenos de miseria, pero peor, llenos de miseria humana, ignorancia, inmundicia, desamor, violencia y maldad. Pero frente a cualquier desasosiego, ellos están protegidos por sus riquezas y protegidos de todo mal…

AMEN.