jueves, 25 de febrero de 2016
viernes, 19 de febrero de 2016
jueves, 11 de febrero de 2016
Como enfrentar la corrupción, cuarta entrega.
Hemos visto algunas de las propuestas en los trabajos
anteriores, de cómo enfrenar la corrupción en sus diversas manifestaciones. En
este caso observaremos estrictamente las de origen político y económico de un
país. Tenemos un nuevo acercamiento para ver la realidad del problema desde
otro ángulo.
Pudimos ver que uno de los aspectos fundamentales que
promueve la corrupción es, el desfase en que se encuentra el conjunto de las
organizaciones del estado, respecto a la realidad actual. El estado no ha
evolucionado de acuerdo a los tiempos que vive la civilización democrática.
La nación en estos momentos se enfrenta, a estructuras que presentan y evidencian, una especie de infantilismo institucional. Mas sabiendo que el entramado social se ha hecho más complejo y en consecuencia sus argucias, por ende para subsanar esas debilidades, deben de ajustarse sus organizaciones, al ritmo de los tiempos y su complejidad.
La nación en estos momentos se enfrenta, a estructuras que presentan y evidencian, una especie de infantilismo institucional. Mas sabiendo que el entramado social se ha hecho más complejo y en consecuencia sus argucias, por ende para subsanar esas debilidades, deben de ajustarse sus organizaciones, al ritmo de los tiempos y su complejidad.
Por esto nos planteamos en la entrega anterior, de cómo
puede ser posible que las instituciones encargadas de fiscalizar y auditar los
gastos y presupuestos del estado, estén en las manos de los mismos que tienen
la responsabilidad de ejecutarlos…Esta es una de las mayores manifestaciones del
infantilismo social, adjunto al de permitir que un segmento de la sociedad, detente
todo el poder, sin tener los mismos, quien los controlen y los castiguen, en caso
de violar los acuerdos sociales establecidos.
Comprendiendo que los sistemas democráticos vigentes, se
encuentran compuestos generalmente por tres poderes, a saber: Poder Ejecutivo,
poder Legislativo y poder Judicial, donde vemos que solo dos de sus integrantes
-El Ejecutivo y El Legislativo- los miembros que las componen y dirigen, son
elegidos por el voto popular. Y es cuando nos preguntamos ¿Por qué el tercer
miembro que compone la triada del estado, sus miembros, -responsables de
dirigir sus destinos-, no son elegidos por el voto popular…? Más cuando son precisamente los que están
destinados a perseguir y castigar, a los que violentan las leyes y regulaciones
establecidas por la sociedad, para su funcionamiento idóneo...
A eso es lo precisamente denominamos como, una composición
de Estado Infantil… Los miembros de las altas cortes judiciales y los miembros
de las procuradurías fiscales, precisamente encargadas de investigar y perseguir
los delitos, y de castigar a los detractores de la sociedad, son impuestos o
designados por el contubernio de aquellos que ejecutarán los presupuestos, y dirigen
la maquinaria del estado; y no por la sociedad que sostiene financieramente
estos estamentos…
Hoy la sociedad debe avocarse a exigir un cambio radical del
asunto, pues si no se logra la total independencia de estos estamentos del
estado - la justicia y las fiscalías-, la corrupción seguirá siendo un mal
endémico en las sociedades democráticamente constituidas. Por ello los jueces y
fiscales en sus más altas esferas, deben ser elegidos por el pueblo, para que
defienda los intereses de las mayorías, y no ser propuestos o designados por
aquellos que conforman los demás poderes del estado.
Es por esto que planteo esta realidad como una inconsistencia,
tal vez una burla, o una estratagema, para que nunca puedan ser controlados y
castigados los detractores de los recursos del estado. La sociedad en su
conjunto tiene que replantearse esta realidad y orquestar la forma de cómo
romper ese anillo que estrangula a la sociedad y que permite que la corrupción
continúe siendo uno de los flagelos que más daño hace a la sociedad misma. Es
como una enfermedad, a la que no se le quiere encontrar la cura…
Debemos exigir libertad para elegir nuestros fiscales y
nuestros jueces, sin la intervención de los políticos en concurso permanente
por la búsqueda del poder… La sociedad tiene que agenciarse el método más
idóneo para defender sus intereses colectivos… Nosotros debemos y tenemos esa
responsabilidad, la que es impostergable, intransferible e ineludible… Y es de
este modo como se garantiza la estabilidad, social, económica, jurídica y hasta
la integridad misma del compuesto humano, manifestado como sociedad civil.
Por siglos la sociedad humana ha luchado por actualizar sus
estados y sus acuerdos políticos, jurídicos y laborales, y le ha costado muchas
vidas valiosas, una realidad que ha promovido tanta miseria, y tantas guerras,
solo por primar en los estamentos del poder: la tozudez, el oportunismo y la corrupción…
Ya la sociedad moderna no se puede permitir estas acciones en estos precisos momentos, ni se puede consentir una organización obsoleta y disfuncional, la que mantiene a toda una mayoría en la ignorancia, permitiendo y fomentando el latrocinio, la corrupción, y generando una opulencia que ofende a los miembros de su propia sociedad, y en desmedro de la misma.
Ya la sociedad moderna no se puede permitir estas acciones en estos precisos momentos, ni se puede consentir una organización obsoleta y disfuncional, la que mantiene a toda una mayoría en la ignorancia, permitiendo y fomentando el latrocinio, la corrupción, y generando una opulencia que ofende a los miembros de su propia sociedad, y en desmedro de la misma.
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