LOS MENSAJES SUBLIMINALES
Podríamos decir que un mensaje subliminal es: una señal, un envío, o un
contenido con una carga particular, con la capacidad de pasar de manera
desapercibida por los filtros de la conciencia racional, Y estos mensajes poseen
características especiales, y una de ellas es, que pueden superar los límites
normales de la percepción ordinaria, e infiltrarse a nuestro inconsciente por
medio de: una canción, una imagen, o un acto social, etc.
Hoy
los expertos en la conducta humana saben de la existencia de este tipo de
mensajes, y es tan antiguo el asunto que, hasta los filósofos griegos (como Aristóteles)
se habían percatado de ello. Se sabe también que, este tipo de mensajes puede
llegar en fracciones de segundos a nuestros cerebros, y penetrar de manera
inmediata e involuntaria, a los estratos más profundos del mismo y por ende al
subconsciente de nuestra base de “data social”.
Y uno de los elementos más sutiles de este tipo de señales es que, su
intención no es revelada del todo de manera inmediata, y por supuesto su objeto
o sentido puede quedar soterrado y aflorar años después. Ha menos que nuestro
sentido crítico note su presencia, en la información recibida.
Según Freud, maestro investigador de la conducta y de los diversos niveles
de la conciencia humana, nos dice que los mensajes subliminales, además de
otras cosas, pueden inducir a “la realización de un deseo”, y estos estímulos
de sueños transformados, se pueden convertir en una forma de simbología, que desata
una reacción en el individuo, pero de manera inconsciente.
Y con
respecto a lo anteriormente expuesto, eso de recibir mensajes subliminales, fue
exactamente lo que me aconteció el jueves 8 de Agosto del 2013, cuando leí los
titulares del prestigioso periódico de circulación nacional, El Listín Diario:
“Policías se compraron Yipetas con el
botín de Sosua”. Con este titular logré comprender muchas cosas subliminalmente
guardadas en la conducta social que nos compete.
Y
¿qué mensaje subliminal puede haber contenido en este titular?, pues muy
simple, de acuerdo a Freud y por deducción lógica, los policías “realizaron un
sueño”, o simplemente replicaron lo que por años acontece en nuestra sociedad,
donde: políticos, narcos, comerciantes inescrupulosos, traficantes de
influencia y demás miembros prominentes
de la sociedad, cuando les llega el turno ¿Que hacen?...
Es
muy simple la asociación, pues es la imagen viva de lo que vendemos como triunfo social, como el gran logro, son los premios a obtener
para que nos representen en nuestro entorno social, y si es con el menor
esfuerzo, ¡mejor!, total ¿exhibimos algo más? Los policías no compraron: libros, uniformes,
ni comida para sus hijos y familias o una casa, ¡No! compraron “Yipetas”… Y
creo que su razonamiento sería: “Ladrón que roba a un ladrón, tiene 100 años de
perdón”. Y no pereció muy escandaloso cuando uno de sus compañeros recriminaba
al otro al decirle “tú no sabes robar bien”… También, otro razonamiento simple
para su categoría mental, podría ser: ¡Si los políticos y funcionarios lo hacen
y no pasa nada! ¿Por qué nosotros no lo podemos hacer?... ¡Acaso no somos servidores públicos también!…
Amig@s, esta es la realidad de la sociedad que estamos construyendo,
TODOS, sin excepción de culpa, tanto por omisión, como por participación, o
complicidad. Nuestras prioridades sociales parecerían ser: una “Yipeta, una
pistola, una porción del poder y fortunas” pero ¡por supuesto! con impunidad,
tolerancia y acogida, por todos…
Pues
ser miembro de la sociedad con las cualidades de: Pensante, serio, trabajador,
digno, integro, cultivado, incorruptible, honesto, competente, es símbolo de:
“PENDEJOS... o en términos más suavecitos, ESTÚPIDOS”… ¡No tenemos que explicar mucho el
asunto! Lo demás, ya lo sabemos.
¿Estos
son los primeros mensajes subliminales que recibimos? o ¿Es posiblemente que no
nos hayamos percatado de todo lo acontecido en los últimos 50 años, de vivencia
ciudadana y como podría repercutir nuestro actuar, en las conductas y valores de
nuestra sociedad? Con esa acción, la de
los policías, nos pone de manifiesto que su accionar no es ni más ni menos que, los resultados de nuestra permisividad,
nuestra inconsistencia, nuestro ¡A mi que me importa! Nuestro ¡El que no pueda estar vivo, que se
muera! Nuestro ¡Yo me las busco como un toro, aunque a todos nos lleve el
mismísimo… Innombrable! Entonces ¿El que siembra zarzas, cizaña y espinos, que
espera cosechar? ¿Orquídeas? Amig@s, No
lo creo, aquí está nuestra cosecha de: impunidades, de cualquierismos,
individualismos y demás ismos…
¡Atención! no tengo nada en contra de las “Yipetas” quien pueda
comprarlas dignamente, está en su legítimo derecho. Ahora bien vamos a los
estratos más profundos del problema. Analicemos
una de las aristas y tal vez la más
filosa de todas, y esta es: Que menos del 20% de la población disfruta del
crecimiento económico y de la riqueza creada por el 100% de la sociedad en el
último medio siglo. Allí radica el real
problema, esa realidad no la puede justificar ¡NADIE! ¿Acaso no es una
responsabilidad de la clase pensante, política, y generadora de riquezas,
elevar los estándares de la sociedad en que vive?
Yo
me pregunto: ¿Qué consciencia puede mover a un hombre, que acepta y no se
inmuta al ver a sus congéneres vivir en la miseria más extrema, mientras él
puede disfrutar de todos los lujos, extravagancias, y desplegar una opulencia
tan asquerosa? Y en nuestro caso más actual ¿como se justifican todos aquellos
que por años hablaron de corrupción y se opusieron a la misma, y hoy o se hacen
de la vista gorda, o se benefician de ella? Bueno, es que solo vemos la paja en el ojo ajeno, mientra en el nuestro reposa,
el tronco. ¡Por supuesto, solo vemos
la corrupción de los otros!, las mías y las de mi grupo están perfectamente
justificadas…
Tal
vez aquí esta la respuesta a las acciones de los policías compradores de
“Yipetas”… Entonces ¡esperemos más
mensajes subliminales!…
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