miércoles, 28 de octubre de 2015

La Triple Herencia 2da. parte

                     LA TRIPLE HERENCIA  2da. PARTE
   Bueno… por fin, Tenemos aquí la famosa triple herencia:
1-      El… ¡A mí que me importa…!
2-      El… ¡Búsquenme lo mío…!
3-      El… ¡Sálvese quien pueda…!
     Ahora hay que preguntarse ¿Cuál es la procedencia de este triste legado?  Que más que un legado, es una nefasta realidad…
     Esta realidad fue sembrada a todo lo largo y lo ancho del los territorios ocupados por los colonos españoles y otros sucesores colonizadores a partir del 1492, -por supuesto, me enclavo en un momento histórico-, y cuando se propaga la infección.  Sembraron esta peste a todo lo largo y lo ancho del planeta tierra, pues les iba muy bien para sus propósitos –el pillaje- y orquestada por aquellos licenciados para tales fines –los pillos con títulos de realeza-.
     Se les permitió realizar su tarea… tal vez por la cobardía de los miembros de algunas comunidades “descubiertas” -o sea tu no existes hasta que yo te nombro-  Muchos otros borrados del planeta por la despiadada violencia de los blancos europeos y junto a ellos la importación de sus enfermedades infecciosas (actualizado: ¿guerras bacteriológicas?), otras comunidades fueron dominadas por la simple ignorancia e ingenuidad colectiva de sus miembros. Pero la mayoría sucumbió ante el abuso y la imposición del poder militar, sucumbían ante las argucias, los pensamientos y formas retorcidas a la enésima potencia… Pero lo triste de todo esto es que, luego de la emancipación de estos pueblos (no ya tan originarios), esa herencia dejada, les ha marcado o más bien ha quedado como una herida que no logra sanarse y cada día supura más pestilencia…  
    Han quedado estos territorios, infestados… por un tipo de cáncer, al parecer incurable… Esta triple herencia nos deja como consecuencia… La corrupción. Y lo peor, hoy la misma civilización occidental europea, sigue empleando las mismas estrategias, en otros territorios, creando el caos, siendo los maestros de las guerras, los sembradores de odio y las diatribas, y con un solo argumento… sus intereses. Y todavía les permitimos creerse los dueños del planeta.
     Todos sabemos, -o por lo menos eso creo-, cómo se tratan o se intenta curar los canceres… Y la máxima posibilidad de curarlo es cuando se toma a tiempo y se aplica el tratamiento idóneo…
     Lo peor, -para que todos se rían a carcajadas… los propiciadores culpan a sus vástagos por no superar los males catalogados de casi endémicos, cuando ni ellos mismos han podido lograrlo. Destruyen todas las estructuras sociales de los lugares invadidos, luego se justifican con ayudas internacionales, que por supuesto nunca llegan, o llegan en cuenta gotas, (excepto las armas de fuego), puesto por que las cifras gordas se quedan en las manos de los burócratas occidentales… Pero esto, por supuesto, no justifica la insalubre herencia, en cambio, lo que sí en realidad puede justificarla es… La mediocridad.
     Hasta que no veamos con claridad la historia y evaluemos con cautela el presente,  no nos podemos dar cuenta de que en nuestra Vitrola tenemos montado un disco rayado… Entonces…  ¿Estamos condenados a la nada eterna…?
     Creo firmemente que no, podemos pensar que estamos condenados, como si se tratara de un pecado original cualquiera… Pero creo que precisamente la humanidad está en el momento propicio para iniciar un cambio radical en su visión y el de sus legados, es el momento de iniciar las propuestas para superar los males acumulados e impuestos por siglos.
     Creo que las propuestas tienen que ir en función de entender, comprender y proponer nuevas formas de vida social, familiar y personal. Las tareas de construcción de un nuevo modelo de sociedad para los nuevos tiempos, no se orquestan de la noche a la mañana, toma tiempo madurar y conceptualizar las nuevas propuestas, y afinarlas. Descubrir las nuevas teorías y formulas para romper con los círculos viciosos, es toda una tarea que requiere el compromiso de todos y todas.
     Precisamente en los siglos XVII, XVIII y principios del siglo XIX fue cuando se plantearon las nuevas formas y conceptos de sociedad que hoy vivimos y que todos disfrutamos. Conceptos tales como: La liberación de la esclavitud, las falsas visiones de la divinidad de sus regentes, las conquistas sociales, políticas y económicas, los derechos humanos y la emancipación de las mujeres, etc. Todo esto fue fruto de un arduo trabajo y sacrificio de los hombres y mujeres de pensamientos avanzados de la época. Y aun no se haya logrado toda la emancipación deseada y sigamos secuestrados por un sin número de vicios sociales, lo real es que se lograron cambios sustanciales frente a la esclavitud y marginalidad en los asuntos políticos, económicos y sociales, sufridos en el pasado.
     Vemos que es un “corto-largo”  tiempo se lograron cambios radicales, pues solo unos pocos siglos que han pasado, -¡menos que lo que duró el imperio romano!- La dinámica social es dramáticamente diferente. La realidad de hoy es que todo tenemos la sensación de que el tiempo de cambio se acelera, todo se logra en menores tiempos, pues en los últimos cincuenta años el hombre ha transformado su realidad de manera dramática y a veces hasta descabellada.
     Cambiar la configuración del estado como ente rector de la sociedad civilizada es todo un reto, muchos se reniegan y sabotean estos procesos de cambio, otros se sienten inseguros frente a los cambios, muchos tienen miedo a los cambios,  pero esos esfuerzos orientados a mantener los estamentos podridos del pasado, son inútiles.
     Los cambios se podrán retrasar, pero nunca se podrán detener. Quienes piensen lo contrario están sin dudas sumidos en la más triste ignorancia de la realidad histórica de los pueblos. Y lo peor, serán los pobres marginados de la historia, aún hoy posean todas las riquezas y poder. Ningún imperio, estado, forma de gobierno, dictadura, organización oscurantista o mecanismo de opresión social, ha podido resistir el devenir de la historia y el tiempo y por supuesto los cambios que conllevan.
     Hoy tenemos que plantearnos en cual tipo de Estado que queremos vivir en el futuro y no perder en tiempo en las alucinaciones ficticias vendidas por los consumistas, los que plantean que la sociedad solo evoluciona en sus aspectos tecnológicos, o la visión de los generadores de riquezas, -las que se queda en las manos de unos pocos-, solo recordemos cómo nos vendían -a los mas viejitos por supuesto- la sociedad tecnológica que tendríamos hoy día, y todo se ha reducido a una brutal mentira, somos más esclavos del tiempo y la tecnología que nunca y mucho mas del Estado mismo.
     Estos elementos –tecnología, riqueza y poder- son solo parte del desarrollo humano, el mayor reto es, el humano mismo y no los artefactos que construye y los mecanismos usados para su degradación. Las realidades de los pueblos trascienden a sus instrumentos y artilugios y a las manipulaciones científicas, mediáticas, económicas, religiosas, etc.
      Cuantas veces no hemos visto que las declaraciones científicas se van por el vertedero cuando alguien con mayor alcance logra desmitificar los artilugios usados por grupos de interés espurios... Cuantas veces no hemos visto como se desmontan los cánones, aún les haya costado la vida a aquellos que se atrevieron a plantearlas. Solo tenemos que acordarnos de “Galileo”, que por cierto su mayor aporte fue –aun que no fuera su intención directa- la de remover de la mente humana su egocentrismo, el centro universalismo, y ese paso fue más trascendente de lo que muchos imaginan. ¿Acaso Jean Jacques Rousseau con su publicación “El contrato social” no cambio para siempre las estructuras feudales europeas…? Entonces ¿Pudo alguna entidad manipuladora y representante de los círculos de poder más oscuros del momento, retener la verdad por siempre? Así podemos mencionar centenares de realidades, que tiempos después fueron desmotados y superados.
     Ahora… ¿qué beneficio se obtuvo con esas acciones, represivas, mal intencionadas y maquiavélicas…? Solo se obtuvo: dolor, derramamiento de sangre, miseria y atraso. Entonces nos queda preguntarnos: ¿Quiénes fuéramos hoy si esto hubiera sido de otro modo?  De seguro que nuestro perfil como sociedad hubiera sido otra cosa.
     Conociendo estos legados que marcan el perfil de lo que tenemos hoy, podemos perfilar el futuro. Analizando la historia de este modo nos da la posibilidad de acelerar el proceso de llegar a ser una humanidad más solidaria, más justa, más alegre.
     Estar alertas respecto a las manipulaciones colectivas, es la gran responsabilidad, hoy vemos como aquellos que en el pasado reciente se vendieron como los reformadores, los revolucionarios, los que cambiarían los elementos putrefactos y cancerígenos del pasado, claudicar ante la opulencia, la vanagloria y la vergüenza.       
     Demagogos, despiadados, déspotas y promotores de las retrancas sociales,  manipuladores de aquellas masas mas desposeídas, sumidas en la miseria tanto material como intelectual y espiritual. Utilizan los medios modernos de alienación, vendiendo fantasías, con el único objetivo de enquistarse en el poder, igual que sus predecesores, con un macabro populismo, con un dispendio de los recursos de todos aquellos que apostaron y apuestan a que la sociedad evolucionara a otros niveles.
     Por todo esto es, que tenemos que replantearnos nuestra realidad y comenzar a plantearnos un nuevo modelo, ya que está más que demostrado que, el existente está más que retorcido, preparado para que todo aquel que llegue o acceda al poder, sea manipulado, corrompido y de sensibilizado y enarbole la bandera del – a mí que me importa- y sobre todo para mantener esclavizados a las mayorías.
     Es un problema bastante serio, ya que se generan nuevos estamentos, se generan nuevas necesidades díscolas, los hombres van perdiendo el sentido de lo colectivo y se dan a la tarea del – búsquenme lo mío-.  Se ha perdido el carácter  de lo social, de lo solidario, de lo comunitario, manifiesto en el –sálvese quien pueda-. Y el origen del pensamiento al que nos referimos anteriormente, no es precisamente lo que vemos hoy. Hoy tenemos cerebros y personalidades mediocres y maléfica mente distorsionadas, pero perfectamente educadas...
     ¿Acaso tenemos que cambiar los paradigmas sociales, los sistemas de educación familiar, los sistemas de vida y educación comunitaria? Basándonos en nuevos valores, nuevas éticas sociales, nuevas reglas morales, ¿acaso tendremos que construir un nuevo lenguaje que borre los paramentos existentes que sustentan la sociedad? Una nueva política, una nueva economía, en realidad una nueva filosofía…
     Lo cierto es que lo primero que tenemos que borrar es la triple herencia, por lo menos tenemos un punto por donde comenzar… Y tomar como parámetros para la nueva sociedad y el nuevo estado, sean basados en: la compasión, la solidaridad genuina, y el respeto a la dignidad de todas las especies y la no violencia.  La tolerancia frente a las diferencias, es fundamental, puesto que sabemos que todos somos únicos y personales, solo el respeto y la tolerancia son los elementos que nos unen y nos permiten vivir en paz.

     Tenemos que sembrar en terrenos más fértiles. Con anterioridad pensamos que los terrenos más fértiles eran la mente humana, hoy reconocemos que los terrenos más fértiles son “el corazón”… sembremos la benevolencia, la compasión, el coraje y el valor para cambiar las cosas. Y sobre todo para cambiarnos a nosotros mismos…

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