martes, 17 de mayo de 2016

LOS JARDINEROS DE LA CONSCIENCIA…


El arte de los jardineros, por siglos ha sido el de transformar un espacio baldío, desordenado, contaminado y sin gracia, en uno ordenado, armónico, pulcro, y con un valor exaltado, que logre recrear el espíritu y gratificar el alma.
Los preceptos usados para alcanzar tales virtudes, en un pequeño espacio, deben estar circunscrito a valores, ideales, concepciones, y ciertos conocimientos que, armonizados con la concepción de una interpretación cosmogónica de la realidad. Y esa acción arroja como resultado una exaltación del espíritu humano, hacia el logro de los principios que regocijaran al humano mismo, y que lo diferencia de las demás criaturas, que comparten los mismos espacios que les fueron legados.
Es sabido que la formación y el cultivo de la mente jardinera, para lograr la clarividencia en una consciencia que emulara lo superior, requiere de un arduo trabajo, el cual por siglos ha permitido llevar al hombre animal, a ser… un hombre social. De llevar al hombre bárbaro, a ser un hombre solidario y comprometido con los mejores valores universales que caracterizan la evolución, lo que lo eleva a la categoría de… pensantes.
Los jardineros logran entender que las malezas no requieren de ser cultivadas o sembradas… estas se propagan, como plagas, sin control alguno, por sus fuerzas inherentes. Y que no requieren de intervención del hombre sabio, para ocupar todos los espacios, que son abandonados por: la abulia, la desazón, la mediocridad, el sinsentido, la inconsciencia y la inmoralidad.
Pero los jardineros de la consciencia nunca dejan sus espacios sin la atención adecuada, ya que si lo hicieran, el costo para volverlos a llevar a su esplendor antes exhibido, acarrearía un escuerzo y un precio, que muchos no estarían dispuestos a pagar. Los viejos jardineros siempre han sabido trabajar cada día, para limitar las propagaciones de las malezas y los bichos, que dañarían sus pulcros trabajos, por ello el trabajo es una prioridad impostergable. El tiempo, las aves, los insectos, y el viento, no son sus enemigos, aunque sepa que transportan las semillas de sus adversidades, reconoce que son solo los vehículos, y aprende de ellos. Y ellos y por ello,  solo se mantiene atento, para evitar su propagación.  Reconoce que es una tarea del día a día y con una abnegación impoluta, con una demostración de amor y entrega, que jamás el dinero o las riquezas pudieran pagar.
Las cualidades que adornan a los jardineros de la consciencia son: la entereza, la infatigable entrega, el cultivo del buen gusto y las virtudes que exaltan el espíritu y la mente. Logran ver con claridad los espacios y sus diseños más armónicos. Logran ver con antelación, los tiempos y los climas adversos, logran conocer las estaciones y sus cambios. Ajustan sus estrategias, y aprenden de sus errores, y el de sus otros compañeros de labor. Disfrutan de sus tareas y de sus logros, y sin esperar más recompensa que, dejar un espacio… cerca de la perfección, o por lo menos intentarlo.

Aquellos que se embarcan en esta hermosa tarea, no se recrean en los resultados finales, se recrean en el proceso y le transmiten a sus vástagos el amor por la tarea realizada, continua e impostergable. Cada día sus consciencias se aclaran y logran ser espejos de su propia realidad interna, dejando en sus espacios el perfume de los aromas más sutiles… Y para lograr todo esto,  solo se relaja y piensa… Para luego actuar en consecuencia.         

2 comentarios:

Unknown dijo...

Excelente Freddy.
Espero que este llamado motive a la reflexione sobre nuestra realidad como persona y como país. Que vemos este proceso como un fenómeno longitudinal, donde los escenarios y las preguntas evolucionan, cambian nos desafían; pero, como los jardineros de la conciencia, debemos mantener nuestro compromiso con nuestro entorno y asi vincularnos con su desarrollo. Dejándonos seducir por la trascendencia,aprendiendo de nuestros errores y estar dispuestos a hacer el mejor aporte al mundo que nos legaron

Unknown dijo...

Bravo Maestro.Disfrutar los procesos. Allí radica la magia.